La lactancia materna, bien llevada, sin presiones y naturalmente, es maravillosa.
Tuve diferentes experiencias con mis tres hijos y las tres me dejaron muchos aprendizajes.
Con mi primer hijo, como muchas mamás, al principio no sabía cómo dar de amamantar. Por ende, la embocadura, algo que aprendí que es TAAAN importante no era la correcta con mi primer hijo. Eso trajo como consecuencia que se me irritaba el pezón y se agrietaba, hasta sangrar. El resultado: dolía (pero me lo bancaba por mi hijo) y mi hijo, Emma, lloraba de hambre. Mastitis por doquier. Esa etapa de lactancia duró unos 7 meses. Aprendí, cómo sacar la mastitis, eso sí, con agua caliente y con una embocadura cuasi correcta del bebé y en posiciones específicas (hay muchas formas para destrabar las obstrucciones). Obiamente que complementaba con mamadera su alimentación ya que por un lado mi inexperiencia y por otro ladó, bebé varón, necesitaba ingerir un alimento más “grueso” que lo llene.
Con mi segunda hija, Mei, tuve una experiencia que fue un cambio total. Con ella no me dejaban salir del hospital porque tenía baja glucemia y dormía mucho. Por lo tanto, cada 3 horas entraban a pincharle el taloncito para medirle el azúcar y darle mamadera…Eso me causó mucha lástima y tristeza por mi bebé y ahí comencé a hacer colecho (algo a lo que le tenía mucho respeto por temor a aplastar al bebé en la cama) lo cual me abrió un mondo de nueas posibilidades con mi beba.
Al salir del hospital y con esa experiencia tortuosa de las pinchaduras en el talón, me puse a investigar un poco más acerca de la lactancia materna y entendí cómo es el proceso de embocadura del bebé en la teta (algo muy diertido! por cierto, porque ni bien abre la boca, hay que encajarle “de pecho” la mayor parte del pezón). Como había inestigado mucho sobre el tema, decidí intentar hacer lactancia materna exclusiva, lo cual, pude lograr hasta los 6 meses de Mei que comenzó a comer sólidos. Obiamente no tuve mastitis en esa etapa y, lo que hay que saber, es que la naturaleza no tiene horarios. Se toma teta en el momento del día que el bebé requiera. Claro que, debo aclarar, que las bebés mujeres según mi experiencia, tampoco comen tanto como los bebés varones. Pero sí, Mei cada hora y media quería tomar teta nuevamente. De noche, al practicar colecho, dormía casi que toda la noche. La experiencia de lactancia duró casi 2 años, porque quedé embarazada de mi tercer hijo y allí el mito de que hay que destetarlos, cosa que no es necesaria, me ganó.
Con mi tercer hijo y ya toda ésta experiencia, obiamente que hice colecho y lactancia materna aunque, (como observaba que tomaba y quedaba con hambre, es decir, pedía más al momento de tomar la teta y estaba inquieto), tuve que complementarlo con mamadera algunas veces. Con el colecho es fantástico, ya que si quiere alimentarse de noche, sólo tenés que acercarle la teta y ambos DUERMEN BIEN, lo cual es SAGRADO para esa etapa de maternidad que físicamente es agotadora. Jadiel tomó la teta como hasta los 3 años, algo que era marailloso, como mamá me hacía sentir muy bien y era un gran recurso para dormir la siesta.
Así, éstas son mis experiencias en lo que respecta a Lactancia Materna, algo muy personal, de cada mamá y de cada bebé.
Lo único que puedo dejar como consejo es experimentar, averiguar e informarse y de mi parte, decirles que han sido experiencias maravillosas de conexión entre mamá y bebé 🙂

Gracias por leer, cualquier duda pueden escribir.
Un cálido abrazo

Ceci IC.
Grinnibe

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